Conversaciones mentales

-¿Cómo eras antes?- Me preguntaba Ithil mientras nos sentamos en una banca de algún parque.
-¿Antes de... Conocerte?- le respondía dudativo.
-Sí ¿Cómo eras antes, qué era de tu vida?- consulto emocionada.

-Bueno, desde adolescente que soy un weon muy... Desdichado, no veo luz, esperanza ni sentido en las cosas. Eso en parte porque rompí las burbujas muy chico, como ya sabes, la primera la rompí a los pocos meses de haber cumplido 5 años, la segunda a los 10. Entonces la vida, la existencia misma dejo de tener sentido ¿De que servía estudiar si lo mismo lo podía aprender en una biblioteca, si podía escuchar historias de la gente y sus sacrificios para vivir?¿De que sirve tener sueños si esos alimentan al sistema de mierda en el cual vivimos? Nunca podemos ser libres, felices.

»Con el tiempo esa visión consciente se fue apagando pero como ya la había adquirido no la necesitaba para recalcarme aquello, veo la gente y la veo infeliz, que evade, que asumen algo como felicidad, tranquilidad pero no lo es... Mira a ese tipo- Le señale a un hombre de unos 35 años que trotaba por el parque mientras tecleaba rápidamente en su teléfono- Aquel no es feliz, por la hora de seguro debe seguir su rutina de ejercicios la cual lo hace sentirse mejor pero en base a que otra gente lo halaga ¿Eso es en lo que nos transformamos?

»Antes de conocerte, Ithil, era un tipo sumamente amargado, desinteresado en el mundo. Claro, hay cosas que me molestan y no tengo peros en alzar la voz cuando lo hacen. Incluso en momentos desafortunados - Gire los ojos dándole a entender las ocasiones que a ella le desagradaban mis comentarios sin ningún tipo de filtro.- Cascarrabias, triste, mañoso como dices tú...

»Pero después de ti he sonreído más, me he alegrado y he reaprendido a creer en cosas que tenía muy guardadas, los árboles, los espíritus, las sonrisas. La fuerza misma de la vida...-Deslize ambas manos, una que se entrelazó con la suya y la otra que se posó con suavidad sobre ambas.- El cariño, el latido del corazón o una mirada idiota.