Muchos hablan, escriben, cantan o recitan del querer con dos tonos absolutos: Blanco o negro, maravilla o desgracia, alegría o pesar. Luz y oscuridad.
Si bien no puedo decir que sus dichos sean incorrectos (ya que poseen la libertad para hablar de aquello según ellos mismos sientan), para mi el sentimiento no es uno ni lo otro.
Querer a alguien es una escala de grises.
Ser querido y entregar el mismo sentimiento es maravilloso; el cariño, la compañía, las conversaciones, las aventuras, las caricias, los gestos de cariño… Pero también (y como todo) tiene dificultades; las discusiones, los enojos, las palabras hirientes, el dolor, la distancia…
Algunos comentan que los hace más fuertes y otros que los debilita, aquí es donde se equivocan.
Sentir no te hace más ni menos. Sentir es lo que nos hace simplemente… Ser.
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